Amanda Frucht

"Prefiero negar las coordenadas. En estos casos descreo de las citas o las palabras de terceros, sean quiénes sean. Ya soy todo lo que vi, olí, sentí, leí... no creo que sea apropiado apoyar mi obra en otros. Mi obra se defiende sola, patas para arriba o patas para abajo, para bien o para mal. Júzguenla sin consideraciones, sin referencias, sin mí." 


                                                                                                                 Amanda Frucht


Idea Fundante:
En la generación de mis abuelos alcanzar el éxito equivalía a formar una familia, tener su propia casa y conseguir un empleo que les permitiera tomarse unas pequeñas vacaciones. Hoy el éxito pasa por otro lado. En parte se obtiene al  tener y tener a una escala casi infinita, basta acercarse a cualquier medio de comunicación para comprobar la superabundancia de ofertas. La publicidad nos convida hermosas soluciones para satisfacer necesidades inexistentes. Pero sólo tener no alcanza, hay que mostrar. Si quiero ser exitoso tengo que ser visto.

¿Es tan difícil ver la perversidad del sistema? 
Una niña cumple 15 años. Las fotos que hace para recordar el momento parecen salidas de una revista de moda y son exhibidas en el ingreso al festejo. Los padres de la niña contratan un pequeño equipo de filmación y montan un cortometraje con la cumple añera como protagonista. Una vez más se exhibe durante la fiesta. La niña de 15 años ¿Es modelo, es actriz? NO, pero en el imaginario familiar es lo deseado. El lugar de exhibición es el del éxito. Un pequeño de 5 años concluye su ciclo lectivo, es su último año en el jardín, el año entrante comenzará sus estudios primarios. ¿Este pequeño escalón subido por el niño es vivido con alegría en la intimidad familiar? NO. Es publicitado en remeras conmemorativas que el niño aprende a mostrar con orgullo. Es exacerbado en organizados agasajos colectivos.

¿Hay alguna utilidad en colgar un pasacalle felicitando a “Juanita” por haber concluido sus estudios de danzas árabes? Perdonen mi cortedad, pero sólo encuentro uno: Mostrarlo, que los otros sepan.
La enumeración podría ser demasiado voluptuosa.

Hay una trampa en todo esto, casi todos nos creemos fuera de esta vorágine, la percibimos, pero nos sentimos inmunes a su seducción. Justificamos nuestras actitudes de las más diversas e insostenibles formas.  
El macho urbano contemporáneo ha elegido un producto por sobre todos como icono de éxito material e imán de las miradas. La camioneta 4 x 4 reúne las características necesarias para ser el más codiciado objeto de deseo. Representa poder económico, ya que son muy costosas; potencia física, aquel que la maneje tiene el poderío de superar cualquier obstáculo y capacidad de seducción ¿qué chica no se subiría encantada en ella? Todo poderoso es quien la tiene.

A tal punto llega la estupidez que uno de los éxitos del mercado  vehicular argentino es una camioneta que imita la estética de las 4 x 4
pero no lo es. ¡Una 4 x 4 de mentirita! 

Un detalle que no conviene pasar por alto, estos vehículos nacieron como solución a las difíciles condiciones planteadas por el desierto y la jungla. Es decir, su traslado al ámbito urbano sólo responde a cuestiones relacionadas con la apariencia.
La acción artística, transitando la ironía, pretende ser un despertador, propone un regreso a lo simple, al sentido común. 4 x 4 es 16, ni más ni menos. 

La vida tiene situaciones complicadas y situaciones simples, un buen ejercicio de inteligencia consiste en comprender a que clase de ellas nos enfrentamos.

Amanda Frucht